Control de lectura - Cambio de luces de Cortázar
La mujer como espejo del deseo masculino
Texto argumentativo sobre La intrusa de Borges y Cambio de luces de Cortázar
Ambos cuentos, Cambio de luces de Cortázar y La intrusa de Borges, exploran la idealización de la mujer, la proyección masculina y el deseo que no se admite completamente hasta que se rompe.
En Cambio de luces, el narrador proyecta una imagen de Luciana que no coincide con la real. ([1: metáfora]: “una luz cenicienta” que envuelve su ideal, como si fuera una figura pintada con delicadeza). La galería cubierta, el pelo castaño, el sillón de mimbre son construcciones simbólicas que rebasan a la Luciana real. El narrador modifica su entorno y a Luciana misma para acercarse a ese ideal, sin asumir el peso real de su deseo ni confrontar quién es ella realmente.
En La intrusa, los hermanos Nilsen también intentan controlar el deseo y la presencia de Juliana: primero compartiéndola, luego quitándosela uno al otro, hasta asesinarla. ([2: antítesis]: el amor fraterno se convierte en odio por la mujer, la pasión se disfraza de sacrificio). En ambos casos, el objeto del amor es silenciado, invisibilizado o moldeado según el deseo masculino.
Finalmente, el gesto de Luciana de devolver la lámpara a su sitio y el silencio que crece entre ambos prefigura el final trágico y revelador. ([3: símbolo]: la lámpara representa el control del narrador sobre la escena emocional y estética). Ella recupera su lugar en la luz cruda de la realidad, mientras él permanece encerrado en su galería mental, incapaz de aceptar la verdad.
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